domingo, 5 de enero de 2025

Entrevista a un motochorro

 El barullo se oye en casa pasillo del penal. Gritos vulgares de gente que paga por algún crímen denota hostilidad contra mi persona.

Hoy me tocaba entrevistar a B. Un joven de 18 años que roba desde los 13 años y está condenado a 25 años por 35 robos con arma de fuego y dos homicidios.

Llegó a su celda y el está sentado en una silla con las manos esposadas y una actitud soberbia.

Periodista: Buenos días, B.

B: ¿Qué onda, perro? (Con tranquilidad)

Periodista: ya han 3 meses desde tu condena, ¿Cómo lo venís manejando?

B: Y corte que recién caigo, amigo. Alto garrón la verdad. Pero fui re logi.

P: ¿Sentís remordimiento?

B: ¿Qué es eso? No te entiendo.

P: Si te arrepentís.

B: ah, ni a palo, amigo. Yo hago la mía siempre.

P: pero mataste a dos personas, ¿eso no te jode?

B: ni ahí, perro. Se lo merecían seguro.

P:¿Por qué?

B: y... Uno porque no me quiso dar el celular, le rompí la cabeza (hace una rusa burlona) y el otro, porque me puso una cara fea, cuando le robe.

P: Bueno un homicidio nunca se justifica, me parece.

B: y que sé yo, gato. (Con sonrisa cínica)

P: ¿Qué les dirías a los familiares de tus víctimas, si los tuvieras acá ahora?

B: lástima a nadie (con sorna)

P: te condenaron a muchos años, pero no a perpetua. ¿Que planes tenés para cuando salgas?

B: primero ir a ver a mi guacho, ahora es un guachín de 1 año. Después voy a salir de gira, amigo. Y voy a seguír robando. 

P: ¿No crees que tus objetivos puedan cambiar?

B: ni ahí. Además, el que nace chorro, muere chorro, compa.

Se acerca un efectivo del servicio penitenciario y me notifca que debo retirarme. Que ya no hay tiempo.

Me levanto me despido de B. Y este me dice que me cuide porque estoy re fichado.

sábado, 4 de enero de 2025

Father to son

 Edgardo tomo una pluma, un tintero y una hoja; y comenzó a escribir.

"Querido hijo: Cuando seas más grande, recibirás esta carta. En esta habrá algunas instrucciones muy simples y loables. Primero, ama a tu madre por encima de toda persona, ella te dió la vida y fue quien te dió tu primera educación; ella es la persona que más te ama y será la más fiel compañía que tendrás, ella estará allí para tí en las buenas y en las malas. Ámala más que a mí, inclusive. Segundo, disfruta de cada etapa de tu educación. La escuela es más que una institución, es tu segundo hogar donde compartirás tiempo con tu segunda familia: los docentes y tus amigos. Allí aprenderás más que los contenidos de distintas ciencias, aprenderás a ser un ciudadano responsable, un ser social y terminarás de moldear tu carácter. Tercero, no te presiones para encontrar a esa persona especial que te acompañará el resto de tu vida, te aseguro que ella llegará en su debido tiempo, y será tu responsabilidad tratarla con cariño, amor, respeto y confianza. Todos tenemos a nuestra media naranja. Tu madre, por ejemplo, es mi media naranja y la amo con todas las virtudes que ya te he mencionado y planeo dar mi postrero suspiro a su lado. Cuarto, nunca juzgues a las personas que te cruces en tu vida. Todos cometemos errores, desde una pequeña tontería hasta la más grave de todas. Es de sabio, perdonar, por otro lado es de zafiro juzgar y/o criticar.

Eso es todo hijo, quizás algún día tendrás que escribir una carta para tu hijo, también y allí agregaras nuevas instrucciones o las mismas, pero mejoradas.

Te amo mucho, nunca dudes de eso.

Con cariño 

Tu papá, Edgardo..."

Luego, Edgardo secó sus lágrimas, apagó la vela y se fue a dormir.

Sábado 4 de Enero del año 2025

Un sábado tranquilo, con una temperatura cálida pero no agobiante, nos brindó aquel día el dios tiempo.

Me pareció un día propicio para coger una de las Ecobicis de la ciudad de Buenos Aires y dar una vuelta tranquila.

Antes de ello, hice una breve visita a mi tía Silvia, a quien quiero mucho. Charlamos sobre nuestro proyecto de baile y le hice un masaje.

Luego salí a buscar a mi pareja para ir por una bicicleta. Las Ecobicis de Espinosa estaban todas rotas y bloqueadas, así que fue necesario ir a la parada de Paysandú y Tres Arroyos, donde nos esperaban dos bicicletas en un estado aceptable.

La pedaleada comenzó a velocidad tranquila por la bicisenda de Tres Arroyos. Había poco movimiento, tanto de bicis como de autos. Se auguraba una buena ruta.

Hicimos una breve parada en el centro cultural "Chimera" para ver su mágica biblioteca al paso, símbolo de cultura y solidaridad. Con regocijo observé que habían donado nuevos libros. Ese día no tomé ni dejé ninguno, pero fui testigo de que la biblioteca seguía rebosante de vida y sabiduría.

Después de esa parada, continuamos el viaje por la bicisenda hasta doblar en la calle Padilla rumbo al parque Centenario, nuestro destino.

Al llegar, dejamos las bicicletas en la parada del parque Centenario y fuimos a los puestos de libros para echar una mirada.

Ya en el primer puesto vi dos libros que me llamaron la atención, así que los compré: ambos de la Colección Austral, La Posaderas, de Carlos Galdoni, y Electra | Ifigenia en Táuride | Las Troyanas, de Eurípides.

Siguió nuestra caminata hasta el último puesto, que daba a una de las tantas entradas al parque, y allí compré otro pequeño libro: Los crímenes de la calle Morgue y otros cuentos, de Edgar Allan Poe (el primer libro de este autor que entra en mi biblioteca).

Se acercaba el mediodía y nuestros estómagos comenzaron a reclamar su rutinaria veleidad. El hambre nos atacaba con intensidad, pero aún teníamos que comprar la riñonera para mi tío Huguito.

Nos dirigimos hacia la feria, puntualmente al puesto de riñoneras, y adquirí una humilde pero bella riñonera camuflada verde.

Ya a esa altura, estábamos famélicos y caminamos en dirección a Ángel Gallardo para buscar un lugar donde comer. Hacía mucho que no comíamos afuera. Caminamos hasta el Cid Campeador. Antonino no nos convenció, mucho menos la parrilla que allí cerca desprendía su perfume a carne asada. Cruzamos varios locales más y el hospital Durand (donde la vida cumplió su capricho de traerme a este mundo). Al final, comimos en el local de Mostaza que está en una esquina frente al parque. Allí pedimos dos hamburguesas con cheddar, dos gaseosas y dos papas fritas. Panza llena, corazón contento. Muy cierto ese refrán.

Más tarde, luego de esperar a que baje un poco la comida, buscamos otras bicicletas y emprendimos el retorno a casa. Tomamos un camino alternativo que nos llevó por Aranguren, Honorio Pueyrredón y Felipe Vallese, donde encontramos otra bicisenda.

Después de diez minutos pedaleando, hicimos una parada para sacarnos una foto, ya que descubrimos la calle Bernal, lo que nos causó gracia porque los padres de Juli viven en la localidad de Bernal, en la zona sur del conurbano bonaerense.

Continuamos por Vallese y luego por Pujol, donde, después de unas cuadras, dejamos las bicis en una parada cercana. Fuimos a un kiosco a comprar una bebida energizante bien fría (a esa altura del día ya nos afectaba el calor) y finalizamos nuestro paseo caminando directamente al departamento de la calle Batalla del Parí.

lunes, 1 de julio de 2024

Una opinión humilde: Lazarillo de Tormes


 Acabo de terminar de leer La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades.

La edición que poseo es de la colección Austral de la editorial Espasa Calpe Argentina. Aclaro esto, porque en esta edición hay un breve prefacio de Gregorio Marañón. 

Marañón arranca contando que mientras volvía a España en barco, leyó el libro de Lazarillo de Tormes y que esto le hizo valorar más a su querida madre patria. A partir de aquí arranca una fuerte crítica contra las novelas picarescas en general, argumentando que estas dejan una mancha muy grande a España; porque muchos lectores tienden a tomar por cierto todo lo que se cuenta en las susodichas, hablando muy mal de la sociedad española de la época.

Clasificó a las novelas picarescas como vil burla, una sarta de sandeces y un muy mal hábito de entretenimiento. Todo esto incluyendo al libro del cual dejaré mi humilde opinión.

Yo, Max Ezequiel Gimenez Arriola, disiento de él, no creo que los jovenes y no tan jovenes de su generación tomaran del Lazarillo de Tormes por verdad. Y perdonen mi atrevimiento pero no creo que sea un mal hábito leer estas novelas picarescas; considero que son un divertido e ingenioso escape de la realidad, que a veces es muy cruel.

Así que, señor Marañón; que dios lo tenga en su gloria; perdone usted lo que diré a continuación, pero creo que su prefacio es bobo y además muy denso de leer.

Ahora, volviendo al tema principal.

El Lazarillo de Tormes no lo iba a leer, había observado varias opiniones negativas en internet y se me ha comentado que era medio denso. Pero, sin duda alguna, puedo decirles que me parece un libro muy ameno de leer, divertido por las ingeniosas cosas que hace lazaro para pervivir y tambien contiene una "sotil" dosis de tristeza (sentí tristeza por ponerme en los zapatos del personaje).

La verdad es un 10 de 10 este libro y lo recomendaría una y mil veces. Pasa a ser uno de mis favoritos en mi breve lista de libros leídos.

Resumen:

El libro está dividido en 7 tratados. Está escrito en primera persona y pareciera que le esta relatando su historia a alguien, ya que refiere "Vuestra Merced" en varias ocasiones.

En el primer tratado cuenta que el nació en un molino a un costado del rio tormes; su padre trabajaba allí, hasta que lo acusaron de algún crimen (que ahora no recuerdo) y lo mandan a la guerra, donde muere.

La madre se vuelve a juntar, esta vez con un esclavo negro y tiene un  hijo del mismo color de piel. La madre y el negro son descubiertos y al negro lo castigan con mil azotes y a la madre la echan de su trabajo. Al estar en una situación económica muy penosa, la madre decide entregar a Lazaro por criado a un ciego; la experiencia con este ciego fue muy paupérrima; El ciego a pesar de que conseguía comida, era mezquino y lo hacía pasar hambre a lazaro y ademas era violento tambien. 

Luego de un tiempo Lazarillo aprovecho una tormenta para vengarse del ciego, haciéndolo saltar un arroyo; este se golpea la cabeza contra un poste de piedra y queda tendido en el piso, sin sentido. Lazarillo luego de unas burlas se terminó yendo del lugar temiendo que el ciego haya fenecido.

En el segundo tratado Lazarillo termina con un segundo amo: El clerigo, quien es igual de mezquino que el anterior amo. Este tenía una caja de madera donde guardaba los bodigos . bajo llave. Lazarillo tenía mucha hambre y cada vez se sentía más debil, un día consiguió la copia de la llave de la caja de los bodigos y empezo a comerlos de a poco, para satisfacer su hambre, y no llamar la atención del clerigo; no obstante, una noche el clerigo se da cuenta del faltante y decide contarlos, complicando así a Lazaro. Este usó todo el ingenio, que tiene toda persona que padece de hambre, para urdir la estratagema de simular el roer de las ratas y así desconcertar al clerigo. Quien cayó redondito. Con el ciego aprendió de la avaricia.

Luego de refaccionar la vieja caja varios días seguidos, porque Lazaro la volvía a romper, hablo con sus vecinos, quienes le sugirieron que el animal que podría estar causando sus desdichas, podría ser una serpiente, en lugar de la rata que se creía. Luego el clerigo se armo con un grueso palo e iba tanteando en el aposento de Lazaro que dormía sobre unas pajas con la llave escondida en la boca y tras escuchar un silbido causado por la misma llave, el clerigo creyó que la serpiente estaba allí y asentó un golpe en la cabeza de Lazaro quien quedo inconsciente y perdiendo mucha sangre. Al despertar luego de varios días, el clerigo le invitó a que se fuera, porque ya descubierto hubo de ser la "fechoría" del hurto de bodigo. Con el clerigo, Lazaro aprendió sobre sobre la hipocresía y corrupción del clero.

En el tercer tratado Lázaro da a conocer la aventura con su tercer amo, un escudero. Cuando llega a Toledo, Lázaro está malherido debido a los golpes de su anterior amo. Allí trata de sobrevivir gracias a las limosnas que consigue. Entonces conoce a un escudero que le ofrece trabajo. Lázaro cree que mejorará su calidad de vida, debido a su posición social. Sin embargo, su miseria continúa y aprende que las apariencias engañan, pues el escudero se viste de forma opulenta y no tiene ni para comer. Al final, Lázaro huye de la casa del escudero cuando deben escapar de los cobradores que vienen por el dinero del alquiler.

En el cuarto tratado Lázaro cuenta su experiencia con el Fraile de la Merced, su cuarto amo.  Este hombre es muy religioso y su mayor afición es caminar continuamente y dar largos paseos. Con él, Lázaro aprende sobre la promiscuidad. No empatiza con su actitud frente a las mujeres y frente al clero. Sin embargo, el fraile regala a Lázaro su primer par de zapatos. Un día, cansado de caminar, termina abandonando al Fraile.

En el quinto tratado Lazaro cuenta de su experiencia con un Buldero (bulero), Funcionario comisionado para distribuir las las bulas y recaudar las limosnas que daban los fieles.

Este Bulero era un charlatan, y un estafador de aquellos. De muy buena labia y todo un versado en el arte de la persuasión. y manipulación.

Con esta experiencia, Lázaro se encuentra nuevamente con la corrupción del clero, que engaña a las personas con su falsa fe. Así, el protagonista aprende sobre la codicia.

Luego de cuatro meses con éste decide irse y buscar nuevo amo, en lo posible uno más honesto.

De este tratado me causó mucha gracia todo el acting que hicieron el buldero y un alguacil para poder vender a un pueblo las falsas bulas. Muy rebuscado por parte del autor anónimo.

En el sexto tratado, Lazarillo ya más grande de edad se topa con un maestro pintor de panderos, pero con este tuvo tambien muy mala experiencia.

Luego entrando en una iglesia es llamado por un capellan y este le provee un asno, cuatro cantaros y un azote, Y lazarillo comienza a repartir agua (esta parte no me quedo del todo clara). Así Lazaro comenzó a trabajar honradamente, y le daba a su amo, el capellan, la ganancia del día: 30 Maravedís. Lazaro los Sabados ganaba 30 Maravedís para él y como estaba acostumbrado a comer poco, pudo ahorrar; al cabo de cuatro años se compro buena ropa, devolvió el asno y los cántaros y dejó a su septimo amo.

En el séptimo tratado, el último del libro, Lázaro narra sus hazañas con su octavo y noveno amo. Después de su larga estancia con el capellán, Lázaro encuentra a un alguacil que se convierte en su octavo amo. Con él dura poco tiempo, ya que considera que el trabajo y los pensamientos del alguacil son demasiados peligrosos y cercanos a la muerte. Finalmente, el noveno y último amo de Lázaro es el arcipreste de San Salvador, quien le presenta a una de sus criadas para que sea su mujer. Lázaro se casa con ella y logra encontrar la felicidad y estabilidad que nunca antes había tenido.

Y sin más que decir. Dejo mi primer reseña de un libro.

Espero que me perdonen por la imperfección de este texto. En mi defensa, yo no soy ni licenciado ni profesor y tampoco critico de literatura.

Saludos.


sábado, 29 de junio de 2024

Dualidad, poema delirante I

 Soy un río de sentires,

soy congoja y regocijo.

Los rayos del gran astro

me iluminan y dan cobijo.


Cuento arena en el desierto;

pierdo el tiempo con lamentos

tengo sed y mucho miedo

estoy perdido en pensamientos.


tristemente mi vida es corta,

y estoy enfermo de la aorta.

Excesos y deleites de mala prez

aceleran mi partir ¡ay cuánto estres!



domingo, 9 de junio de 2024

Relato de mi barrio.

Soñador de Valentin Alsina toca tu guitarra  algunas milonguitas o un valsesito para las bellas chicas; tienes una sonrisa privilegiada en un barrio de desdentados, argentina sonrisa que brilla y brilla a la luz de la luna llena.
Tu cabello lacio y largo hasta los hombros danza al ritmo de la leve brisa; tus celestes ojos buscan un motivo para empezar una familia, pero no lo encuentra; porque tu deseo es ser por siempre guitarrista ambulante, contagiar de tu música a cada plaza de la Argentina.
Caminando por la calle Paraguay te cruzas a tu amigo el panadero, Don Jaime.
-Buenos días don Jaime, ¿podría guardarme unos bizcochitos para el mate?
-¡Cómo no, Gorka!
Y así tu sigues tu camino hacia la plaza de la Tuyutí. 
Al llegar, sacas tu guitarra, tu fiel compañera, y comienzas a acariciar las cuerdas, acordes mayores y menores, disminuidos y sostenidos surgen desde lo más profundo de sus almas.

"¿Dónde está mi barrio, mi cuna querida?
¿Dónde la guarida, refugio de ayer?
Borró el asfaltado, de una manotada,
la vieja barriada que me vio nacer"

Tu canto y el de tu guitarra llega a un viejo linyera, que olvidó el frío que padecía y se puso a bailar.
-Lara lara lara. Tarareó el linyera el hermoso tango del Puente Alsina.
Una joven transeúnte ve esta escena, con curiosidad; se acercó a ellos para sumarse a bailar.
-Perdonen mi inexperiencia, solo lo básico sé. 
-No pasa nada, piba. ¡Vos seguime y disfruta!
-Lara lara lara. comenzaron a tararear a la par, la piba y el linyera, el hermoso tango del Puente Alsina.


"En la sospechosa quietud del suburbio
la noche de un triste drama pasional
y, huérfano entonces, yo, el hijo de todos,
rodé por el lodo de aquel arrabal."

Dos estudiantes del San Juan muy cerca caminan y con risas burlonas se acercan a las improvisada milonga.
-¿Podemos unirnos al baile? Preguntó el más caradura de los dos, con mofa.
-¡Por supuesto, pebete! respondió el linyera, con la más pura inocencia.
-Pero somos dos pibes, qué lástima. Dijo con sarcasmo, el segundo del San Juan.
-No pasa nada, entre hombres tambien se baila. respondió la piba, con una coqueta sonrisa.
Ellos, ruborizados, se prenden a bailar.
-Lara lara lara. los cuatro tararean, con regocijo, el hermoso tango del Puente Alsina.

"Puente Alsina, que ayer fuera mi regazo,
de un zarpazo la avenida te alcanzó...
Viejo puente, solitario y confidente,
sos la marca que, en la frente,
el progreso le ha dejado
al suburbio rebelado
que a su paso sucumbió."

La plaza es una fiesta, con el soñador y su guitarra, el linyera y la piba, y los estudiantes del San Juan.
Un vecino de la cuadra a su perro pasea y ve a lo lejos el baile, en el medio de la plaza.
-Vamos Cipión, nos tenemos que acercar. 
Y ambos se acercaron con intenciones de bailar, el hombre el dos por cuatro y el perro Cipión el baile de saltar.
-Disculpen, mi perro y yo nos queremos sumar.
-Sí chabón, el pichicho y vos se pueden sumar. respondió uno de los estudiantes del San Juan.
Y algo desordenados, el vecino y el perro Cipión se sumaron fuera de compás.
-Lara lara lara. Todos tararean el hermoso tango del Puente Alsina.

"Yo no he conocido caricias de madre...
Tuve un solo padre que fuera el rigor
y llevo en mis venas, de sangre matrera,
gritando una gleba su crudo rencor."

Militantes peronistas de una marcha volvían y pasaron a unos metros de la milonga del Tuyutí.
Sin permiso sus cosas apoyaron y con movimientos alegres se unieron a bailar.
-¡Viva Peron! gritó su lider, con un tono pasional.
-¡Bienvenidos sean todos, compañeros! Grito el dueño de Cipión.
-Y aquí de política que no se haya de hablar. Este baile es solo para las penas olvidar. Dijo el linyera, sonriente.
-Lara lara lara. A coro tararean el hermoso tango del Puente Alsina.

"Porque me lo llevan, mi barrio, mi todo,
yo, el hijo del lodo lo vengo a llorar...
Mi barrio es mi madre que ya no responde...
¡Que digan adónde lo han ido a enterrar!"

Doblando en la esquina apareció un grupo radical, observando el panorama reconocieron a su grupo rival.
No obstante, allí estaba el soñador de Valentin Alsina y su guitarra; y con mucha carisma y magia, una pugna evitó; con un elocuente ademán los invitó a bailar, en esa preciosa milonga barrial.
Olvidando sus diferencias se pusieron a bailar, mezclados con los peronistas. Y con risa y alegría todos juntos tararean:
-Lara lara lara. Y el hermoso tango del Puente Alsina llegó a su final.
Todo era regocijo y amistad; El linyera, la piba, los estudiantes del san juan, el vecino y su perro Cipión, los peronistas y los radicales charlaban animadamente y con ojos iluminados vitorearon al soñador:
-¡Otra, otra otra!
Pero el soñador tiene otro plan. Con su mano levantada se despidió de los demás.
-Qué alegría tan grande me dieron, muchas gracias, de verdad.
Y emprendió su camino con direccion al azar.
El día es joven, el sol está en lo más alto. Sonriente reparte su calor a todo lo que tiene vida.
El soñador, guitarrista y galán, misterioso y virtuoso, silencioso y sagaz.
Reflexiona sobre su vida y su próxima aventura.
"Fue una linda experiencia en la plaza del tuyutí, aunque no gané un mango. ¿Qué más da? generé tal unión, tal alegría y tal fiesta que todo lo material no tiene sentido alguno, la biyuya no vale ni un ápice en comparación de lo que toda esa gente me dió. Ojalá en la próxima plaza, logre similar experiencia."

Elogio Sentimental Del Acordeon de Pio Baroja / Pequeño diálogo entre Nievecita y su tío

¿No habéis visto, algún domingo al caer de la tarde, en cualquier puertecillo abandonado del Cantábrico, sobre la cubierta de un negro quechemarín, o en la borda de un patache, tres o cuatro hombres de boina que escuchan inmóviles las notas que un grumete arranca de un viejo acordeón?
Yo no sé por qué, pero esas melodías sentimentales, repetidas hasta el infinito, al anochecer, en el mar, ante el horizonte sin límites, producen una tristeza solemne.
A veces, el viejo instrumento tiene paradas, sobrealiento de asmático; a veces, la media voz de un marinero le acompaña; a veces también, la ola que sube por las guardas de la escalera del muelle, y que se retira despues murmurando con estruendo, oculta las notas del acordeón y de la voz humana; pero luego aparecen nuevamente, y siguen llenando con sus giros vulgares y sus vueltas conocidas el silencio de la tarde del día de fiesta, apacible y triste. 
Y mientras el señorío del pueblo torna del paseo; mientras los mozos campesinos terminan el partido de pelota, y más animado está el baile en la plaza, y más llenas de gente las tabernas y las sidrerías; mientras en las callejuelas, negruzcas por la humedad, comienzan a brillar debajo de los alegres salientes las cansadas lámparas eléctricas, y pasan las viejas, envueltas en sus mantones, al rosario o a la novena, en el negro quechemarín, en el patache cargado de cemento, sigue el acordeón lanzando sus notas tristes, sus melodías lentas, conocidas y vulgares en el aire silencioso del anochecer. 
¡Oh la enorme tristeza de la voz cascada, de la voz mortecina que sale del pulmón de ese plebeyo, de ese poco romántico instrumento!
Es una voz que dice algo monótono, como la misma vida; algo que no es Gallardo, ni aristocrático, ni antiguo; algo que no es extraordinario ni grande, sino pequeño y vulgar, como los trabajos y los dolores cotidianos de la existencia. 
¡Oh la extraña poesía de las cosas vulgares! 
esa voz humilde que aburre, que cansa, que fastidia al principio, revela poco a poco los secretos que oculta entre sus notas, se clarea, se transparenta, y en ella se traslucen las miserias del vivir de los rudos marineros, de los infelices pescadores; las penalidades de los que luchan en el mar y en la tierra, con la vela y con la máquina; las amarguras de todos los hombres uniformados con el traje azul sufrido y pobre del trabajo. 
¡Os modestos acordeones! ¡simpáticos acordeones!
vosotros no contáis grandes mentiras poéticas, como la fastuosa guitarra; vosotros no inventáis leyendas pastoriles como la zampoña o la gaita; vosotros no llenáis de humo la cabeza de los hombres, como las estridentes cornetas o los bélicos tambores. Vosotros sois de vuestra época: humildes, sinceros, dulcemente plebeyos, quizá ridículamente plebeyos; pero vosotros decís de la vida lo que quizá la vida es en realidad: una melodía vulgar, monótona, ramplona, ante el horizonte ilimitado.

Nievecita Vita, la princesa del acordeón.

-¿Te gustó Nievecita?
- No tío Clarito, ¡no entendí un catso!
-Bueno no pasa nada, lo único que importa es: que vos sos Nievecita Vita la number one del acordeón. Te quiero mucho, Dobru noc.
-Buenas noches tio Clarito. ❤️